Lo hiciste valiente. Lo hiciste grande. Potente, fuerte y veloz. Lo hiciste despacio… como si posiblemente fuese la última vez. Hiciste de mi corazón un animal feroz. Le pusiste unas alas, le pintaste ventanas y lo llenaste de esas cosas que guardas en sitios donde sabes que no se van a perder nunca. Pero sobre todas las cosas… lo hiciste libre. Y eso, cariño, lo hiciste tú.